Pretension de los humanos creer que la verdad necesita de ellos para existir!
Es ciertamente evidente que todo lo que es verdadero es algo, siendo la verdad una misma cosa con el ser. La verdad objetiva no necesita de sujetos. Ni siquiera precisa de Dios.
Por eso los escepticos no privan de nada a la verdad: decir que la ignoran es reconocer que ella existe; negar que exista es confesar que la ignoran.
La verdad que uno esconde no deja de ser verdadera, y travestirla es incluso dar muestras de que nos hemos sometido a ella.
La verdad no necesita pretendientes. No necesita celebrantes. No necesita defensores. No necesita nada en absoluto.
La verdad carece de historia. No llega a hacerse ni verdadera ni falsa; propiamente no llega a hacerse: es.
Nada puedo contra la verdad de lo que ya fue, sino contemplarla eternamente. Hay un ramo de flores sobre esta mesa en este instante que nombro de entre toda la eternidad. Y eso sera verdadero asi pasen cien mil millones de años: el ramo ya no estara ahi, pero siempre sera verdad que estuvo. Puede cambiar el mundo, cambiar la sociedad, cambiar los hombres tal vez o cambiar uno mismo, pero no cambiar la verdad.
La felicidad es el cumplimiento de la desesperanza; la desesperanza el lugar de la felicidad su sitio vacio: el espacio libre que la hace posible, y que ella misma ocupa por completo.
Lo que ocurre es que esperamos demasiado, siempre demasiado. Empujamos nuestras rocas y he aqui que una y otra vez estas rocas vuelven a caer... Pero como podrian no hacerlo? Rocas son al fin... Y nosotros volvemos a descender con ellas, llorando por nuestras ilusiones perdidas y soñando ya con las siguientes... Mientras que el objeto de nuestros deseos permanece alejado, nos parece superior a todo lo demas; para nosotros es para quienes deseamos otra cosa, y la misma sed de la vida sostiene siempre nuestro aliento...
Cada uno tiene sus alas y su viaje, cada uno la inmensidad de su cielo... Azar de las vidas y de las capacidades: las alas que yo conozco son las del pensamiento. la sabiduria, el cielo al que yo tiendo. Hay otras caminos, sin duda, y quiza mas hermosos o mas cortos. Pero uno no elige. O, mas bien (pues la voluntad tiene aqui algo que decir: quien mas podria decirlo?), uno no elige su eleccion, sino solo su respuesta. Azar de los dias... Sucesivamente he elegido una cosa o la otra, segun los momentos y las circunstancias de la vida, segun las intermitencias del corazon y las dudas de la razon, antes de darme cuenta al fin de que los dos caminos se reunen, puesto que la una no era sino el conocimiento verdadero de la otra. La sabiduria constituye el feliz punto de encuentro entre ambas.
En resumen, la dicha, si no la felicidad, no esta al final del camino, sino en la marcha misma. Epicuro lo dice, y de esto al menos yo he podido tener experiencia. Lo confesare de un modo ingenuo: me gusta la filosofia por la felicidad, aunque sea fugaz, que ella me procura.
Lo que no tiene, es remedio...












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