Hay que cambiar. El gran arte cambia; la gran artesania repite. Los genios del arte son los padres terribles que abandonan sus obras a los orfanatos de los museos y a los criticos mientras aquellos emprenden otro arte, el de la fuga. El cambio es su continuidad.
Sin embargo, la repeticion ha sido una forma de entender la historia. Para escapar de un rio de tiempo que los llevaba sin fin; para huir del atroz laberinto de la linea recta, los antiguos inventaron el tiempo circular.
Decidieron que el universo terminaria alguna vez para volver a empezar, y asi y asi hasta un vertigo de eternidades. Los antiguos opusieron el eterno retorno. Dieron al tiempo lineal la imposible cuadratura del circulo.
Sobre ese perpetuo regreso se elevaron las mitologias. A los hindues les constaba que el universo renacia cada 4.320 millones de a�os, y los estoicos garantizaban que todo volveria a ser exactamente igual, como en una enloquecida sucesion de espejos: la misma lagrima nacera de la misma pena en la misma despedida pues todos somos actores del mismo drama universal que alguien escribe sin cesar y sin saberlo.
Los gnosticos griegos nos dejaron teorias del mundo, como esas explicaciones que dan quienes no estan dispuestos a confundirse solos. Para los gnosticos, hay un numero inmenso de dioses, el infimo de los cuales �el mas impresentable y mas rudo� es el autor de este pobre universo que nace y muere en fines de mundo sin fin. La doctrina de los ciclos es solo una vana forma de creer en nuestra eternidad. En �Se es inmortal�, de Roberto Brenes Mesen, el �agua de la fuente� es el tiempo circular:
La mansion de la Muerte se alza enfrente
de la eterna mansion del Nacimiento.
Las surte el agua de una misma fuente
y una esencia divina es su alimento.
En ciclos espirales a la altura
por ellas pasara toda criatura.
Pero la serpiente del tiempo ya no se mordera la cola, nacio la lucha contra el eterno retorno y se escribio, la primera teoria de la historia como una flecha que viaja por el tiempo hasta bifurcarse en un cielo para los justos y un infierno para los malos; despues, nada: el mismo tiempo habra muerto para siempre.
Desde entonces, toda la historia del mundo, ha sido el combate entre la fatalidad del pesimismo y la fatalidad del optimismo.
Si, pese a todo, la historia es una flecha de justicia, la libertad esta en volar con ella.
Volver a empezar no es retornar a la nada. Es mas nunca se vuelve a empezar, si vuelvo, vuelvo con lo que me quedo de lo que tuve. Y esto implica continuar, el cambio es la continuidad. Esto pasa hasta en la insignificante vida de una sola persona. Es indispensable una fuerza demoledora, si no es asi: nos abandonamos a la nada
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