martes, mayo 16, 2006

Tengo menos compasion que gato hambriento. La vision y el contacto con las bestias o con hombres que se comen entre ellos de un bocado es belleza de fuego. El tocarlo todo medirlo con vara del infierno, desear las piernas ajenas, la boca del otro, los muslos, el gemido, el fondo oscuro de las cosas. Y no hablo de calmar esas bestias; lejos de mi, tal vez, hable del silencio como un animal que persiste, brutal casi ebria.

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