Ser verdaderamente libre implica despojarnos de las prisiones que nos generan las cosas, los tiempos e incluso nuestras propias ideas.
Significa tener la suficiente amplitud como para mudar junto con lo que ayer nos parecía absoluto y asumir que hasta las mas firmes convicciones pueden tornar, crecer y cambiar.
Quien es libre de mente es inasible, insobornable e inmanejable. No habra ningun rehen que lo coaccione.
Suelen ser seres peligrosos a la luz de algunas miradas. Pero indiscutiblemente admirables.
Todo lo demas que se quiera actuar es mera palabreria, es discurso vacio. Es solo una fachada que no sostiene el menor embate. Es vanagloria vana y mentirosa
viernes, junio 29, 2007
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3 comentarios:
Es pose.
Tendré en cuenta estos consejos, bella dama.
"Al infinito y más allá".
Kisses.
!D
Bueno, venga, y usted qué onda?
Exacto, ahí están los principios de libertad, en poder despojarse de lo que creemos, o más bien, de lo que se cree saber de las cosas, es decir, de nuestras representaciones mentales, forjadas en lo más profundo de la inconciencia. Trabajo duro, por decir lo menos. Para dejar de creer en la que nos rodea, hay que abandonarlo todo, TODO. En otras palabras, hay que tocar fondo, y tocar fondo, tal como lo dice nuestro queridísimo personaje Tayler Durden, "no es un seminario de fin de semana". Por nada del mundo lo es; tocar fondo es la manera inversa de relacionarse con el trascurso de los años, una perspectiva que logra, como ninguna otra, soltar todas las anclas de manera definitiva.
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