A solas con mis pensamientos, no sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado. Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso me siento solo aún cuando no estoy solo. ¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?. Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.
Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado.
Cioran.
2 comentarios:
Emile ya estaba muerto cuando escribió aquello; tan muerto como lo está ahora.
O demasiado vivo...
Publicar un comentario