lunes, noviembre 05, 2007

Un gallo para esculapio

Encontrando perfiles en internet, suele pasar que de pronto dos coinciden en que el otro puede tener al menos un costado interesante, algo importante que decir o solamente un buen momento para compartir. Así se inician charlas de todo tipo, muy escasamente interesantes, las cuales, en un buen porcentaje, pasan rápidamente al intento de salir de la virtualidad. En estos casos y sin dejar de mediar las tentativas fallidas al fin se accede; puede ser que Ella dude un instante y resuelva escribiendo: "Ok. nos vemos en Un gallo para esculapio a las 15 hs". Muy probablemente el tipo intente sellar el compromiso con la infaltable frase "No me falles, mira que dejo algunas cosas para encontrarnos", esto seguramente dicho entre risas y exclamaciones que intentan cubrir la ansiedad del caballero. Puede pasar también que luego se generen dudas al respecto, y termine alguno de los dos preguntándose si el desconocido en cuestión "valdrá la pena o la alegría", de perdese una buena parte de la tarde en el peligro de escuchar un combo de boludeces, y a esta altura de los acontecimientos pondra en duda el rigor de verdad sobre el ahora dudoso ingenio del hallazgo virtual (no dije virtuoso). Todos estos vaivenes no son suficientes para declinar y solo hacen que lleguemos demorados con la esperanza de que tal vez el otro haya tenido similares devaneos. Suele uno llegar al punto de encuentro, tal vez media hora tarde, y encontrar que el barcito tan merecedor de ser testigo una vez mas, se encuentre cerrado. En ese estado de cosas, es bastante probable que uno estacione y se quede observando, incrédulo. De mas esta decir que el fulano ya no esta esperando y desfilan ante nuestra imaginacion la serie de expresiones y frases alusivas que nos pudo haber dedicado al notificarse de nuestra ausencia sin aviso. Podría resultar algo ininteligible la situación y en busca de una respuesta intente uno bajarse del auto, para corroborar que el lugar verdaderamente tiene sus puertas con llave. Pero esto no es nada, nuestro gesto que hasta este momento podría ser de incredulidad, podria tornarse e ir mudando hasta su máxima expresión de estupor al observar minusiosamente los detalles que gritan a los cuatro vientos, aquel lugar tan acogedor, tan oportuno, tan a la justa medida hasta no hace mucho tiempo ha cerrado sus puertas para siempre.
"Aquel dia que faltaste a la cita, tampoco estaba yo".
En su lecho de muerte Aristoteles dijo: -Critón, debemos un gallo a Esculapio, no te olvides de pagar esta deuda. -Y no habló más.

2 comentarios:

Equinoxe dijo...

Jajajaja.

Mujer de pelo largo dijo...

Que linda sonrisa... Si hasta lo imagino (no se porque) con su cabellera algo ondulada y un poco larga correspondiendo a los espasmos de sus carcajadas...