Aprendí a ser agradecida y reconocer algunos gestos que pueden ir desde una simple pero oportuna palabra, una ayuda, un gesto amable, una mirada reconfortante, hasta cualquier cosa buena que de alguna manera colabora a que, como mínimo, estemos bien.
El otro día recordé un episodio muy desafortunado, cuando estudiaba en la facultad y trabajaba para poder costear mi carrera. Debo reconocer que luego de recrear en mi mente toda aquella degradante situación sentí agradecimento hacia aquel energumeno falto de códigos, porque gracias a el aprendí muchas cosas.
A modo de conclusión, puedo decir que la gente que nos hace mucho daño es la que mas nos enseña, cuanto mas temprano mejor, y seguramente deberíamos estar agradecidos a ellos mas que a nadie.
6 comentarios:
Que extraños estos dos ultimos post.
Mas extraños aun en estos momentos que nos toca vivir.
Como dice una insospechada amiga, en toda cosa dicha en broma, en toda cosa dicha como historia, en toda cosa dicha como ironia, siempre hay un mensaje directo y dirigido.
Raros los post, muy raros.
Caramba, pues hay dos o tres personas en mi vida que como me han enseñado. Ahora encima tengo que agradecerle a los angelitos.
Saludos.
Siempre es bueno tener algun angelito a quien agradecer. SAludos
¿Y hay recetas para aprender sin dolor? ¿Y quién se empeñó en que sería con y no sin?
ah no, yo no me apunto si no es a firmar este manifiesto de no al dolor. ¡Venga!
Pilar: Supongo que las respuestas a estas preguntas tuyas las tenes vos misma. Hay cosas, como sabras muy bien, que no se eligen y aun asi estan. Tambien yo firma el manifiesto. Saludos y ms saludos
Es que... lo que no te mata te hace más fuerte, darling.
Y así...
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