El juego es una experiencia siempre creadora, y es una experiencia en el continuo espacio-tiempo, una forma basica de vida. Su precariedad se debe a que siempre se desarrolla en el limite teorico entre lo subjetivo y lo que se percibe de manera objetiva. El espacio propio del juego es la tercera via (ni exterior, ni interior) que rompe la rigidez de las dualidades y abre los conceptos. Por ello, en el juego la ambiguedad no solo es posible sino necesaria. De otra forma no se entenderia su situacion en el limite entre lo ideal y lo real, entre ficcion y realidad.
El juego es un movimiento libre dentro de limites prescritos alli donde la libertad se ha ido, o los limites, el juego termina. Semejante polaridad connota tanto la oscilacion despreocupada como la cualidad de estar comprometido.
Cada juego tiene sus reglas propias estas, determinan lo que ha de valer dentro del mundo provisional. Las reglas de juego, de cada juego, son obligatorias y no permiten duda alguna. Es mas, si se traspasan las reglas el mundo del juego se deshace. Y esto es lo que hace el aguafiestas, quien al sustraerse al juego revela la relatividad y fragilidad del mundo ludico.
Esta contradiccion afirma que lo particular del juego humano es que puede incluir tambien a la razon, es una racionalidad libre de fines, es decir, es eso que se pone reglas a si mismo en la forma de un hacer que no esta sujeto a fines. Y esto es justamente, la raiz del concepto de autonomia: no la ausencia de reglas, sino la autoimposicion libre y conciente de las mismas.
La brujula de las actividades ludicas humanas señala cuatro polos: vertigo, simulacro, azar y competicion. Para que cada elemento funcione debe estar acompañado por su opuesto: vertigo-aferramiento / simulacro-repeticion / azar-seguridad / competicion-solidaridad. De aqui podemos extender la serie de oposiciones: la regla-lo arbitrario / lo secreto-lo compartido / lo prohibido-lo autorizado / lo incierto-lo condificado / lo real-lo ficticio. En definitiva, el juego evoluciona entre oposiciones y se realiza superandolas.
Nos arroja fuera de toda certidumbre, de toda tradicion y toda coherencia. Sin embargo, es una region vacia de contenido pero no de sentido. En la conducta de juego el vacio se convierte en plenitud. El juego revela que a la vida se le puede dar un sentido mediante una creatividad desprovista de toda preocupacion funcional.
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