
Raras son, en efecto, las veces que me dejo ver, y tan de tarde en tarde, que como bien saben los de Heliopolis, solo voy a Egipto cada quinientos años, a saber cuando fallece mi padre.
Tales son mis prodigios que de mi se cuentan. Para trasladar el cadaver de mi padre desde Arabia hasta el Templo del Sol, me valgo de la siguiente maniobra: formo ante todo un huevo solido de hiervas, tan grande cuanto mis fuerzas alcancen para llevarlo, probando su peso para experimenta si es con las mias compatible; voy despues vaciandolo hasta abrir un hueco donde pueda encerrar el cadaver de mi padre, el cual ajusto con otra porcion de hierva y completo de ella la concavidad, hasta que el peso del huevo preñado con el cadaver iguale al que cuando solido tenia; cierro despues la abertura.
Esto es asi, es un ciclo sin fin.
Hoy, completando uno de estos ciclos, llego al momento solo con las fuerzas que me permitan cumplir con el rito.
Asi de rota
En miles de atomos.
En esquirlas demoradas en el cielo, aparentando estrellas.
En unos dientes que sostienen la sonrisa, en absurdo silencio.
Rota.
De soledad y pena.
De cansancio
De angustia
De decepcion
Rota
Sin puentes ni puertas.
Sin cielos ni suelos.
Sin Paraisos ni Infiernos.
Sin brazos ni abrazos
Rota.
Mi tristeza hace añicos la tarde de este viernes.
Y se que tejere nuevos sueños, como fenix, y volare, vuelo...
Tengo motivos para volar...
Los tengo??
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